Nuestras mesas de trabajo dieron como resultado propuestas interesantes para la reflexión y la discusión. En la mesa dedicada a las cuestiones teóricas y de enseñanza de la crítica.
Nuria Balcells, señaló un cambio en la crítica de arte antes y después de 1968, un giro rupturista; ejemplificado en dos posturas antitéticas, las de los autores que abordó en su estudio: Manrique plantea al crítico como parte de la labor creativa y relaciona la crítica con la estética y la filosofía del arte. El crítico debe desprenderse de los juicios de valor que no sean relativos porque la función de la crítica del arte se da dentro de un contexto histórico. En tanto que Justino Fernández se manifiesta idealista y se refiere más a la función superior en la filosofía de la cultura.
A partir de su experiencia como alumno y profesor en los talleres de crítica de arte, Carlos-Blas Galindo propone una metodología en donde se toman en cuenta tres grandes rubros que componen la obra de arte: 1. los elementos estéticos, es decir la sensibilidad artística; 2. el tratamiento temático de la obra, el enfoque es lo principal y en esto se descubre la actitud del autor frente a la vida; y 3. valorar lo específicamente artístico, lo técnico y lo formal, medir la madurez estilística la madurez de la obra.
Gloria Hernández habló de la postmodernidad, reitera que la labor de la crítica no debe reducirse al ámbito de las especialidades, menos aún ahora que vivimos en la era del internet; porque los tiempos actuales exigen desarrollar sistemas de análisis estableciendo relaciones entre varias áreas del saber; se basó en el concepto de Transdisciplinariedad que invita a un conocimiento amplio e integral de la crítica que la vuelva una labor verdaderamente eficaz en la práctica.
La intervención que hizo Tomás Ejea fue de carácter sociológico, al presentar un estudio de los apoyos materiales otorgados a la creación artística por parte del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), y concluyó que a pesar de que es muy limitado el apoyo éste sí existe, sin embargo falta un estatuto jurídico que le de normas a su funcionamiento y sobre todo recursos manejados con transparencia.
En sus comentarios a la mesa I, Argelia Castillo se refirió a los cambios en el escenario de la plástica del siglo XX al siglo XXI, que partieron de los discursos visuales alrededor de un canon hacia las posibilidades de que todo se vale, se ha pasado de lo canónico a la crítica de la crítica que apunta al contexto del artista, sin embargo todo mundo señaló la necesidad de que un crítico de arte tenga una formación sólida.
En la mesa II, Irene Herner habló de la investigación documental como crítica de arte, y se refirió a que la crítica forma parte del texto del discurso artístico. El crítico expresa a su manera el propio pensamiento estético que genera el arte de su tiempo, se refirió también a la diversidad de disciplinas, en particular al estudio de las estructuras míticas que regresan actualizadas en el tiempo a través del arte.
Merry MacMasters dio un testimonio de su quehacer en las artes visuales cotidianas a través del reportaje, se refirió a la tradicional incultura de muchos reporteros que aprenden sobre la marcha, pero dejó ver la importancia de recoger periodísticamente la información que se produce en torno al arte y la cultura, una labor constante que va formando una memoria colectiva que más tarde deviene en documentos para el estudio de la historia.
Desde su particular prosa Macario Matus habló de que el periodista en su trabajo siempre encuentra algo novedoso, y que su labor como crítico es la de descubrir las características de la obra al espectador. Ejemplificó a través de su propia experiencia la importancia de que el periodista y crítico se aventuren a preguntar fuera de las fórmulas, a hacer uso de la irreverencia.
Por su parte Mónica Mayer dijo que los periodistas del arte son sobrevivientes de un ámbito amplio, cuyos espacios de expresión están cada vez más reducidos, y sin embargo no deja de producirse día con día, una gran cantidad de información en torno al tema de arte y cultura; y fue precisamente el haber identificado tal situación lo que la llevó a crear Pinto Mi Raya, una compilación hemerográfica, una manera de seleccionar y ordenar la mucha información periodística que se produce en los diarios de circulación nacional todos los días. Aquel proyecto actualmente se ha convertido en un nutrido archivo de documentación.
En sus comentarios a la mesa, Ingrid Suckaer, dijo que en todas las ponencias flotó la preocupación acerca de la creciente reducción de los espacios para la crítica de arte como una forma de censura, por ello se hizo hincapié en la necesidad de crear espacios alternativos.
Entrando al terreno de la crítica cinematográfica, ya en los trabajos de la mesa 3, Federico Dávalos opinó que el crítico es un puente entre la obra y el público, y es un espectador especializado que registra el hecho cinematográfico desde las ciencias sociales. También señaló la importancia de rescatar los documentos fílmicos dispersos.
Rosario Giovannini, desde un análisis específico, abordó la relación íntima entre la literatura y el cine. Puso en contexto biográfico e histórico a un escritor y un director del séptimo arte, Dostoievski y Woody Allen, a partir de la obra cinematográfica Match Point, estableciendo relaciones co-incidentes y disidentes en personalidad y soluciones narrativas, salvando siempre las diferencias de posibilidad expresiva de uno y otro género.
“Inspiracional” le pareció la existencia de AICA a Juan Jiménez Patiño, quien en su ponencia abordó el tema de la necesidad de que haya comunicación entre quienes investigan; puntualizó que se deberían encontrar canales de comunicación entre los diferentes críticos de la crítica cinematográfica, para compartir el conocimiento, profundizarlo, difundirlo, y principalmente evitar invertir esfuerzos en repetir trabajos que ya existen.
Jack Seligson expuso acerca de la importancia y el desarrollo del concepto de apropiación, como una práctica constante en el arte de todos los tiempos, desde la apropiación el arte se renueva así mismo. Agregó que la crítica es también una forma de apropiación del discurso artístico y su propia re-creación.
Como culminación, en la mesa 4, tuvimos una serie de especialistas en el performance, que presentaron una forma artística muy actual, que tiene un campo de acción amplísimo en el que se pueden incluir desde la revelación de la intimidad, hasta la crítica a las prácticas políticas; el performance busca actuar en sentido subversivo frente al arte y la realidad cotidiana.
Por depender del presente, y por su cualidad de efímero, el discurso del performance es un claro ejemplo de lo difícil que es tanto distinguir como establecer fronteras entre el quehacer del arte y la crítica; porque presenta en forma evidente el fenómeno de la traslación de funciones, concretando: en el mismo artista-performer, que en su acción-presentación incluye la labor crítica e incluso, en ocasiones hay quien la ejerce en sí misma; pero entonces el crítico, por su parte, asume que su trabajo profesional es exactamente la de un performer.
Una paradoja más que adorna a esta forma de expresión estética, es que con todo y su desparpajo e irreverencia crítica, el performance también busca vías de reconocimiento desde las políticas públicas para favorecer su posicionamiento en el mercado y su posible institucionalización.
El sabor que nos queda de estas primeras Jornadas de Crítica de Arte, es que nuestra labor de crítica es un terreno abierto en el tiempo como parte integrante de los discursos artísticos que nos invitan a la reflexión y a la experimentación sin fin; pero un trabajo que el profesional debe tomar con toda seriedad y responsabilidad.
Rosario Giovannini
Irene Herner
Gloria Hernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario