5. Comentarios a la mesa. Ingrid Suckaer

Los condicionamientos culturales marcan nuestra respuesta; entre más descuido cultural se padece, mayores respuestas reducidas se enfrentan. Este comentario lo hago porque considero que una de las reflexiones que unió a los ponentes es la evidente reducción de espacios para publicar; cerrar las posibilidades de publicación, restringir considerablemente la extensión de los escritos y/o aislar su periodicidad también es una manera de censurar; nada es insignificante, todo depende del sentido que se le otorgue.

Otro aspecto que articuló a los participantes lo encuentro en que todos abordaron géneros de autor. Irene Herner planteó su trabajo, de perspectiva mítica, con la mixtura de interpretaciones que le permite la investigación documental. Su estudio sobre Edward James y la instalación esculto-arquitectónica surrealista que creó en Xilitla, es una apuesta de collage que corre entre el ensayo y el reportaje. Y ya que en el collage todo es importante y nada se soslaya, este le permite la posibilidad de cimentar su discurso en un análisis hilado con base en la argumentación que le otorgan los documentos, pero que, por lo mismo, hace hincapié en que, pese a trabajar con fuentes documentales, un ensayo de esas características “no es ficción y sin embargo es ficción”; así remarcó la sana distancia que, considera, se debe guardar en la investigación documental. En su ponencia, Herner también abundó con gran claridad en el proceso de construcción que ha seguido para elaborar su ensayo Edward James. El regreso de Robinson, en el cual, la historia marca la pauta final.

Centrada en la entrevista como herramienta de trabajo, Merry MacMaster basó su ponencia Reportear las artes visuales en su propia experiencia periodística. Luego abrió otras lecturas: analizó las repercusiones del diarismo, sujeto a la novedad del presente; sondeó la necesidad de que el periodismo cultural tome en cuenta a los artistas que, aunque con trayectoria y buen trabajo, no son famosos; enfatizó su postura incluyente. Asimismo, a través de comparaciones entre distintas épocas, creó analogías de cómo repercuten la formación y la experiencia en la labor del reportero. En este aspecto, MacMasters fue puntual al asumirse como una reportera, centrada en reflejar la noticia en tanto acontecimiento cotidiano. No obstante su orientación, como lectora suya, a través de seguir su trayectoria desde hace varios años, considero que por la singularidad de su labor, aunque ella no se asuma como crítica de arte, las repercusiones que genera con su trabajo permiten entreverla como una crítica de arte muy particular: en pocas líneas, Merry filtra su opinión.

El rastro biográfico marcó el talante de Macario Matus quien con su ponencia Los primeros pasos desde la entrevista periodística como crítica de arte, además de ofrecer una síntesis precisa de las cualidades que caracterizan a la crítica de arte, dejó claro que quien la ejerza debe amar su trabajo. En este sentido, hizo resonar que la crítica de arte no responde a ningún marco rígido por ser un género creativo y cuya virtud es transmitir placer. Independiente del tipo de crítica y los juicios que se emitan, cualquier escrito generado como crítica de arte debe expresar en sí cualidades estéticas. Con la valoración de su propia experiencia, Matus puntualizó que no se puede trasmitir lo que no se es. Su exactitud para detallar las posibilidades del género es digna de considerarse como propia del mejor manual de periodismo cultural.

Mónica Mayer, especializada en artes visuales, tiene una amplia y rica trayectoria: es artista del performance, crítica de arte e investigadora; su basta experiencia en Pinto mi raya la ubica en un lugar privilegiado. Tales particularidades le permiten llevar su trabajo a un terreno que refleja su quehacer como una profesional altamente especializada; su ponencia ¿Existe la crítica de arte en México?, es reflejo fiel de cómo la crítica de arte es un género de opinión que en su caso cobra dimensiones poco habituales. En casi veinte años de ejercer la crítica, Mónica ha corrido riesgos que reflejan, con precisión, el sentido con que orienta sus apreciaciones; las cualidades de Mayer, por todos conocidas, hacen indispensable señalar cómo sus escritos reflejan que la crítica de arte, independientemente del asunto que juzgue, debe ser profunda, calificar, pero con respeto. Tras más de quince años de encabezar, junto con Víctor Lerma, su esposo y también artista visual, el ambicioso y muy útil proyecto Pinto mi raya, hoy Mónica nos puede comunicar pormenores notables sobre las peculiaridades de la crítica de arte en México. Es revelador que desde su compleja experiencia, señale la falta de conocimiento que muchas veces tiene el artista sobre la tarea del crítico de arte o el periodista avocado al área de cultura.

Con las cuatro ponencias, de diversas maneras se abordó un recorrido sucinto por las posibilidades de la crítica de arte ya sea desde un enfoque estético, formal, descriptivo, analítico, sociológico, histórico, expositivo o meramente descriptivo. De igual forma, se tocaron las funciones de la crítica de arte; hubo consenso en que orienta, mueve a la reflexión y su modalidad enjuicia la plurivalencia desde un marco que busca la objetividad.

Con base en su trayectoria profesional, en conjunto, Irene Herner, Merry MacMasters, Macario Matus y Mónica Mayer permiten que al concluir esta mesa quede como última reflexión que saber es un dato intelectual y conocer es una experiencia de vida. Muchas gracias.

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