4. ¿Existe la crítica de arte en México? Mónica Mayer

Se dice que los críticos de arte son artistas frustrados y que criticar implica destrozar. Nada más alejado de la realidad.

Un crítico de arte es como un comentarista de deportes. En primer lugar es alguien que conoce su tema. Quizá aprendió en la práctica, pero bien pudo haber llegado del periodismo, la literatura, la filosofía o la historia. El chiste es que esté familiarizado con el campo y sus antecedentes, que conozca a los protagonistas, que entienda el contexto y que esté dispuesto a mirar la obra atentamente. En función de esto, el o la crítica relata, analiza, comenta y da su visión de la realidad, que de ser atinada, se convertirá en la de otros.

Hay diferentes tipos de críticos y estos abordan su tema de acuerdo a qué tan sofisticado y profesional sea su lector. He aquí el meollo del asunto: los críticos no escriben para el o la artista cuya obra abordan, sino para el público. Este puede estar integrado por profesionales (curadores, historiadores, coleccionistas, artistas, etc.) o por aficionados si se escribe para un libro o un catálogo e incluso por un público involuntario, que muchas veces es el que enfrentamos los que escribimos sobre arte en diarios.

Aquí la pregunta sería: ¿El público necesita que existan intermediarios entre ellos y un partido de fútbol o una exposición?

No sé usted, cuando veo un partido de fútbol, tema del que conozco poco, lo disfruto más si un buen comentarista me va explicando la complejidad de las jugadas. Si además me transmite su pasión por la gesta deportiva, me dejo contagiar.

Este tipo de guía es aún más importante para el público de arte porque sus reglas de juego son complejas y no muchos las conocen debido a que hay pocos contenidos artísticos en la educación formal y en los medios de comunicación masiva. Si el arte fuera considerada una materia tan importante en las escuelas como las matemáticas y si tuviera una presencia tan fuerte en los periódicos como los deportes, otro gallo nos cantaría. Pero incluso como alguien dedicado al arte, después de leer una buena crítica veo la obra a la que se refiere o la situación que analiza bajo una nueva luz. Aprendo. A algunos críticos además los admiro por la calidad literaria de sus textos. Disfruto.

La presencia de la crítica de arte en los periódicos de tiraje nacional es habitual. De acuerdo a datos del archivo hemerográfico especializado Pinto mi Raya, la hay en 70% de ellos. Por la cantidad de diarios en circulación, esto permite que se publiquen por lo menos mil textos al año. Hay una veintena de columnistas especializados, aunque en un año sea posible encontrar artículos de opinión sobre arte de un centenar de autores, entre ellos artistas, escritores, académicos, periodistas y políticos.

La prensa es, sin duda, uno de los principales espacios de reflexión sobre arte contemporáneo en México. Sin embargo, resulta completamente insuficiente para la cantidad de producción artística del país y la diversidad de propuestas que nos ha venido planteando el arte en los últimos años. No exagero al afirmar que la mayor parte de las exposiciones no reciben comentario alguno. Tampoco al sentir que esto es una pérdida tremenda porque el arte es uno de los campos más vitales de la cultura.

Durante los últimos años, esta situación se ha agravado por la reducción de los espacios dedicados a la cultura en la prensa. En algunos periódicos las secciones de cultura acabaron como apéndices de otras. En otros han desaparecido. Además, dirigidos por escritores, la mayoría de los suplementos culturales se inclinan hacia la literatura en detrimento de otras artes. También, por desgracia, la crítica se publica casi exclusivamente en los diarios de tiraje nacional, que se centran en lo que sucede en el Distrito Federal.

El resultado del exceso y la diversidad de la producción artística y la falta de espacios para la crítica han dado como resultado un proceso de atomización. Hoy es inusual que más de dos críticos escriban sobre la misma exposición, evento o publicación. La crítica se ha especializado: encontramos columnas de fotografía, performance, historietas o artes electrónicas. Y se ha fragmentado: arte público, arte actual, arte y género, arte oaxaqueño… cada quien persigue su propia agenda.

A pesar de los obstáculos, hay campos como el performance cuyo registro y reflexión se ha llevado a cabo casi totalmente en periódicos. Hace un par de años, incluso llegó a haber tres columnas semanales dedicadas al arte acción. De los noventas a la fecha, cuando empieza el auge del performance en México, se han publicado cerca de setecientos críticas y crónicas sobre el tema y por lo menos una cantidad equivalente de entrevistas y reportajes. De hecho, antes del año dos mil no se publicaron libros sobre performance, por lo que todo lo escrito sobre el tema está en hemerotecas. En ningún campo como este es tan evidente que lo publicado en prensa no sólo es noticia, sino memoria.

El futuro de la crítica de arte periodística plantea retos interesantes. Dentro del arte tiene que enfrentar los cambios en los procesos de legitimación, hoy secuestrados por el mercado y los curadores. Debe redefinir su función. También tiene que adaptarse a los cambios que la tecnología le está imponiendo a los medios impresos, incluyendo el hecho de que hoy todos los periódicos están en internet, por lo que la crítica de arte tiene la posibilidad de tener más lectores que nunca, máxime que aporta el tipo de contenidos de los que están tan urgidos todos los medios de comunicación masiva.

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